Dosificación
La dosis usual recomendada en adultos de meloxicam es de 7,5 a 15 mg/día, vía oral, dependiendo de la severidad del cuadro clínico y de la respuesta del paciente. En pacientes con insuficiencia renal y/o hepática leves se debe administrar con precaución y la dosis no debe superar los 7,5 mg/día, vía oral.
Contraindicaciones
MELOXICAM LA SANTE® está contraindicado en pacientes con hipersensibilidad al principio activo, y/o a los salicilatos, y/o a otros antiinflamatorios no esteroideos y/o a cualquiera de los componentes de la fórmula. También se contraindica en pacientes con diagnóstico de broncoespasmo, rinitis aguda, pólipos nasales, edema angioneurótico, úlcera péptica, sangrado gastrointestinal, antecedente de enfermedad ácido-péptica, disfunción ventricular izquierda, hipertensión, insuficiencia cardíaca congestiva severa, enfermedad coronaria, cirugía de derivación arterial coronaria (bypass), enfermedad cerebrovascular, disfunción hepática severa. Se debe administrar con precaución o evitar su empleo durante el tercer trimestre y durante la lactancia, alergia a sulfonamidas y productos relacionados, insuficiencia renal grave (depuración de creatinina < 30 ml/min), insuficiencia hepática moderada, hiperlipidemia, diabetes, fumadores, enfermedad arterial periférica. Se recomienda iniciar el tratamiento y continuar el mismo con las dosis terapéuticas mas bajas y por el menor tiempo requerido. El uso concomitante con el Ácido acetilsalicílico (ASA) u otros AINEs incrementa el riesgo de úlcera gastrointestinal y sus complicaciones. Evítese tomar este producto simultáneamente con el consumo excesivo de alcohol. MELOXICAM LA SANTE® contiene tartrazina, que puede producir reacciones alérgicas tipo angioedema, asma, urticaria y shock anafiláctico. Tampoco se recomienda administrar este producto durante el primer trimestre del embarazo, en menores de 15 años, porfiria, en pacientes con depleción del volumen intravascular, alteraciones de la coagulación, pacientes con alteraciones hematológicas. Al igual que otros AINEs, se puede producir una inhibición temporal la agregación plaquetaria. Los AINEs se deben utilizar con precaución en pacientes que presentan infecciones, ya que pueden enmascarar síntomas como la fiebre, el dolor y la inflamación. Se deben administrar con precaución en pacientes con antecedentes de alergia, especialmente a fármacos. Se recomienda monitorizar clínica y paraclínicamente a los pacientes sometidos a tratamientos con algún AINE, para controlar la aparición de trastornos hematológicos, renales, hepáticos, gastrointestinales u oculares. Los AINEs se deben administrar con precaución en ancianos, utilizando las dosis más bajas. Algunos AINEs pueden interferir en las pruebas de función tiroidea y pueden producir trastornos del sistema nervioso central que podrían influir en la capacidad para conducir vehículos o utilizar maquinaria. Debe suspenderse su uso si ocurre ulceración péptica o sangrado gastrointestinal. Se debe utilizar con precaución en pacientes que estén recibiendo anticoagulantes.
Reacciones Adversas
El meloxicam es un fármaco bien tolerado y los efectos adversos más frecuentemente reportados son alteraciones gastrointestinales, aunque estudios demuestran que su incidencia es menor en comparación con otros AINEs no selectivos. Se puede producir malestar gastrointestinal, distensión abdominal, dolor abdominal, dispepsia, eructos, flatulencia, náuseas, vómito, diarrea, gastritis, esofagitis, úlcera péptica, hemorragias digestivas, cefalea, vértigo, mareos, nerviosismo, acúfenos, tinnitus, depresión, confusión, desorientación, somnolencia, insomnio, reacciones de hipersensibilidad (fotosensibilidad, fiebre, broncoespasmo, exantemas, erupción maculopapular, rash, prurito, urticaria, angioedema), hepatotoxicidad, trastornos visuales (visión borrosa, edema papilar, efectos adversos sobre el nervio óptico), alteraciones hematológicas (anemia, trombocitopenia, neutropenia, agranulocitosis, eosinofilia), nefrotoxicidad (nefropatía, nefritis intersticial, síndrome nefrótico, hematuria, insuficiencia renal), retención hídrica que en raras ocasiones puede conducir a insuficiencia cardiaca (especialmente en ancianos), aumento de la presión arterial, palpitaciones. Raramente se puede producir perforación intestinal, alveolitis, eosinofilia pulmonar, neumonitis, pancreatitis, púrpura, meningitis aséptica, síndrome de Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica y anafilaxis potencialmente mortal.